(Jose Avila
Garcia)
Recuerdo los días que pasaron en
una noche fría y triste de recuerdo
Cuando el ayer no importaba,
Vivimos muertos sin saberlo,
Como una campana que sonaba
Para recordarnos que nuestra alma
nunca será nuestra,
Y que nuestros sueños tampoco
Viendo en el espejo veo la imagen
de aquel cuervo que se viste de negro
Y que solo apunta a mi mirada el
frió de una noche de Octubre
Con las lagrimas de sangre porque
sabe que no podrá volver a ser lo de antes,
La calma del invierno que hoy toca
mi alma,
Sin importar lo que yo sienta,
cuando repito:
Lo que esta muerto ya no puede
morir sin saberlo lo repetía
Los días viene y se van sin saber
que es una parte de mi alma la que se va
Estoy muerto sin saberlo, no vivo
porque no quiero hacerlo
Viviendo los sueños de aquella
ave negra
Sin mirar y sin respirar los sueños
de aquella ave negra
Sin saber que cada noche quema
mi alma
Esperando a mi único amigo mi más
sincera muerte,
Todo y todo somos un sueño de la
imaginación
Cuando las figuras del pasado vienen
a destruirnos
Y las del presente aun nos engañan
con una mascara de Ángeles
Cuando los Ángeles pueden ver que
no hay salvación para mi
Cuando mueres una y otra vez por
aquello que amas tanto
Las cosas nunca se olvidan, los
recuerdos son los mismos
Cuando nuestra salvación vendemos
Cuando el dolor es en vano y cuando
te quemas aprendes
Es otro día de muertos en mi vida,
cuando otra página se abre
Y las hojas del otro día aun quedan,
las páginas pasadas nunca importaron
Cuando duermes, cuando estas a
salvo
Cuando estas sola, cuando no quieres
ni respirar
Escapas de los sueños y vas a otro
mundo mejor